lunes, 13 de mayo de 2013

La Euforia de la Victoria


(Escrito 12/14/2012)


Algunos le llaman el día del Armagedón, otros el día del juicio, y para varios es  la semana del embotellamiento. Pero para los profesores es simplemente el día o la semana de exámenes finales. Para la mayoría este es un tiempo de estrés, preocupación, y frustración que nos lleva a sacrificar el sueño ya que nos desvelamos hasta altas horas de la noche estudiando, y que muchas veces resulta en el embotellamiento ya que queremos sacar buenas calificaciones en esos exámenes. Pero el sacrificio que se nota mas a menudo entre nosotros los estudiantes es nuestro tiempo de estudio  de la Palabra y oración con nuestro Dios.

“Bro, vamos a tener el culto. ¿Vienes?” El responde: “No. Tengo un examen mañana. Necesito estudiar.” Fue mas o menos lo que escucho en una conversación entre dos jóvenes en el dormitorio. Esto me lleva a meditar, “¿hmm que lugar le doy a Dios en mi lista de prioridades?

Esa misma noche, me siento en el patio de la casa como a eso de la 1:05 am, mi cuerpo se relaja y mis ojos reposan por unos segundos. Siento una brisa casi imperceptible que masajea mi cuerpo desde mi rostro has el último músculo tenso. De repente escucho al coquí que se une al concierto de la noche junto a la luna y las estrellas que alaban al Señor de Señores. Mi ser, al escuchar estas alabanzas nunca antes oídas en templos de adoración, entra en profundo e indescriptible éxtasis. Lo ignoro pero la presencia del Espíritu Santo se hace presente.  Levanto mi rostro y observo al abismo del universo, y en medio de este concierto de alabanzas escucho una voz que me susurra al oído, “¿Hijo mío, que lugar me das en tu lista de prioridades? ¿Acaso olvidas el propósito por el cual yo te he llamado?”

Debo confesar que esta voz se encuentra en conflicto con otra que, de la misma forma, ocultando su propósito tan sutilmente, me dice, “No has estudiado para tu examen que tomarás en unas pocas horas. ¡Aprovecha el tiempo! ¡Estudia! ¡Y deja la Biblia para otro día que tengas tiempo!” Cansado, agotado, y “explotao” -como dicen mis boricuas-, reprendo la voz del enemigo y clamo a Jehová en oración por su santa presencia y bendición.

El, me lleva a Ester 4:11: “Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias, saben que cualquier hombre o mujer que entra al patio interior del rey sin ser llamado, ha de morir, salvo que el rey le extienda el cetro de oro. Y yo no he sido llamada para ver al rey desde hace treinta días” (Ester 4:11).

            No puedo contenerme, y suelto como un loco, en plena madrugada mientras muchos duermen, una risa sarcástica. Estoy seguro que Jesús esta a lado mío acompañándome de la misma manera. Volteo hacia El, y le digo, “Jesús, de la misma forma en que a Ester le van a cortar el pescuezo cuando se presente ante el rey sin haber sido llamada, me lo van a cortar a mi cuando me presente a la clase ante el profesor para tomar el examen sin haber estudiado.“  Él, con esa sonrisa única que sabe dar, me dice con mucha paciencia, “Hijito mío, sigue leyendo.” Sus palabras penetran mi corazón, y no me quedan ganas de refutarle; simplemente le obedezco.

Continuo la lectura que dice, “No pienses que por estar en la casa del rey serás la única en librarte entre todos lo judíos. Porque si del todo callas ahora, respiro y liberación tendrán los judíos de otra parte. Pero tu y la casa de tu padre pereceréis. Y ¿quién sabe si no fue para esta hora que has llegado al reino?” (Ester 4:13,14).

Jesús en esos momentos, al yo quedar en completo silencio meditando en las palabras de la lectura, me pregunta, ¿Crees que con tu sabiduría e inteligencia saldrás con éxito en tu examen? ¿Acaso ignoras quien da la sabiduría y el entendimiento? El procede parafraseando el versículo diciéndome, “¿Hijo mío, no pienses que por esforzarte y desvelarte te libraras de una F.” Y por segunda vez me pregunta, “¿Acaso olvidas el propósito por el cual yo te he llamado?”

Sus palabras, mas que reprensión , son de bendición. Tocan mi corazón llevándome a sus pies en humilde y profunda adoración.  Me sonríe una vez más, yo le respondo con el mismo gesto, y me anima diciendo, “¡continua leyendo!”

“Ve, reúne a los judíos que se hallan en Susa, ayunad por mi, y no comáis ni bebáis en tres días, ni noche ni día. Yo también con mis doncellas ayunaré igualmente. Entonces iré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley. Y si perezco, que perezca” (Ester 4:16).

Levanto mi rostro, y Jesús al lado mío, se mantiene en completo silencio mirando cada uno de mis movimientos. El observa cuidadosamente la manera en que mi corazón se contrae y golpea cada vez mas rápido las paredes de mi pecho. Algunos de mis latidos expresan agradecimiento, otros claman perdón, y otros son gritos de deleite hacia con mi creador. En fin, yo también me uní al concierto de la noche de los seres que alababan y glorifican el nombre de Dios.

Jesús sonríe una vez más aceptando mi adoración. Su silencio me lo dice todo. Me postro ante sus pies, y mi corazón en silencio se expresa con lagrimas diciendo, “Señor, has conquistado una vez más mi ser. Alabo y glorifico tu nombre. Tu Señor eres todo lo que necesito. Dame de tu sabiduría, y si perezco en este examen que perezca.” En esta noche no solamente tengo un encuentro más con mi Señor, sino que me regala el descanso que necesito juntamente  con el entendimiento del material para el examen. Adicionalmente aprendo días después que los resultados de dichas examinaciones son dignas de júbilo. No hay palabras para describir la euforia de la victoria en nuestras batallas diarias con Cristo Jesús.

Yendo de regreso a casa después de un semestre exitoso, al observar el atardecer mientras el águila se sumerge en las profundidades del cielo hasta alcanzar los 35,000 pies de altura, las nubes, los rayos del sol, este mismo desapareciendo en el infinito horizonte, y a Jesús con su pincel pintando el cielo de mil colores, me lleva a entender un poco más de su profundo e incomprensible amor incondicional que tiene  para con cada uno de sus hijos e hijas. Adicionalmente entiendo que su fidelidad perdura para siempre, y que hasta aquí Dios me ha ayudado (1 Samuel 7:12).

Ahora medita… En el contexto de lo previo mencionado ¿Qué preguntas crees que el Señor Jesús te está haciendo ahora? ¿Acaso necesitas reorganizar tus prioridades? ¿Será que ignoras que tu Dios es fiel y la fuente de la sabiduría? ¿Cuándo fue la ultima vez que tuviste un encuentro con El? ¿Acaso has olvidado el llamado que El te ha hecho?

El, en estos mismos momentos, está junto a ti. Sonriéndote y anhelando tener una vez más un encuentro íntimo contigo. Un encuentro inolvidable, sanador, y restaurador. El sabe muy bien cada una de las responsabilidades que llevas, y tiene un deseo desenfrenado de darte la victoria en cada una de ellas.

           
“Yo vine a dar vida”, dijo Jesús, pero “a darla en abundancia” (Juan 10:10). Al que le falte sabiduría que me la pida, que yo se la daré GENEROSAMENTE (Santiago 1:5). Cuando Dios obra lo hace tamaño Dios. Y así mismo quiere manifestarse en tu vida. 

            Dios anda buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. Discípulos que lo den el todo por el todo. O como dice un buen ministro de Dios, “¡Que dejen la piel en el alambrado! Almas que desafíen las fuerzas del mal y tengan la valentía de declarar, “Jehová esperanza mía, castillo mío… El es mi Dios en quién confío.”

Anda… ¡Reorganiza tus prioridades y has cambios drásticos! Porque la victoria en Cristo Jesús ya está garantizada. Que Dios continúe manifestándose en tu vida.


Bendiciones!

viernes, 10 de mayo de 2013

¿Cómo se cuál es la voluntad de Dios?


"El sabio de corazón controla su boca, con sus labios promueve el saber" (Proverbios 16:23).


La mayoría que estamos ahora en la iglesia crecimos en un ambiente no cristiano. En un mundo dónde tal vez el lema fue “hazte rico o muérete tratándolo” o quizá “La Vida es un Carnaval –Gózala!” En ese ambiente aprendimos y adoptamos un conjunto de teorías y pensamientos que nos prometía lo mejor de esta tierra, pero al final su propósito era llevarnos a la confusión, oscuridad y la muerte. Una vez me dijo una persona a la cual amo mucho, "Acuéstate con todas las mujeres que puedas, ya que, si no lo haces, al final, alguien más lo hará.” Algunos de nosotros decidimos seguir estos tipo de consejos, y aprendimos las maneras de complacer los perversos deseos de nuestros corazones pecaminosos. Algunos de nosotros fuimos más cuidadosos con nuestras decisiones, y aunque no hemos participado en estos "grandes" pecados, nuestra mente ha adoptado ciertos principios, costumbres y formas de pensar de la cultura de la gente que nos rodea. De todas maneras, el hecho es que TODOS hemos estado íntimamente afectados por la errónea paradigma que algunas personas tienen de la vida.

La mayoría hemos hecho como Salomón: “Sin embargo, nos hemos aferrado a estas cosas” (1 Reyes 11:02). La ilustración que da el diccionario de la palabra unirse / aferrarse es de la fuerte penetración que tiene el humo cuando la ropa se expone a este. El olor se queda por días!

En los cinco relatos de la Biblia donde la palabra
דבק  (dabaq) (aferran / unirse) se menciona, en uno de ellos la idea que el texto da es la relación que el infante tiene con los pechos de su madre. Es una conexión muy estrecha e íntima. Desgraciadamente, este es el tipo de relación que nuestras mentes tienen con los principios, costumbres, y formas erróneas de pensar que la gente y la cultura nos ha enseñado desde que entramos a este mundo.

La mayoría de nosotros, por lo tanto, nos encontramos de vez en cuando participando de conversaciones que un imitador de Cristo no participaría. En serio. Piensa en ello. ¿Qué sueles hablar con tus amigos? Con tu mejor amigo? Con tu esposo o esposa? Con esa persona con la cual te sientes bien? ¿Qué tipo de chistes dices? ¿Cómo bromeas usualmente? Se real contigo mismo. ¿Siempre hablan en un doble sentido? ¿Albur? Sexo? Hombres? Mujeres? ¿Dinero? ¿Chismes? ¿Problemas? ¿Trabajo? ¿Jesús? ¿El diablo? (En serio, algunos predicadores hablan más sobre el diablo que de Jesús). Al final de tus conversaciones, ¿puedes realmente inclinar tu rostro y dirigir una oración a Dios?

            LLAMADO:

Pablo, por lo tanto, nos anima diciendo: "Transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que podáis entender cual es la voluntad de Dios, que es buena, agradable, y perfecta." (Romanos 12:2). Él repite de nuevo en Efesios 4:23, "deja que el Espíritu renueve tus pensamientos y actitudes."

¿CÓMO?

Al no permitir que "ninguna palabra malsana salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificar a otros según sea necesario" (29).

Al dejar fuera "palabras indecentes, necedades, y chistes torpes" de tu vocabulario (5:4)

Cantando "salmos, himnos y canciones espirituales con otros, y haciendo música para el Señor en vuestros corazones" (5:19).

¿POR QUÉ?

Para que no "entristezcas al Espíritu Santo de Dios" (4:30).

Para que así tu puedas saber cuál es la voluntad de Dios (Romanos 12:2), ya que es a través de tu mente que él te habla.

SI NO QUE…

"Determina cuidadosamente lo que agrada al Señor" (5:10).

Y "deshacerse de tu vieja naturaleza pecaminosa y tu antigua forma de vida, tu antiguo modo de pensar, que está corrompido por la lujuria y el engaño " (4:22).

"No actuar sin pensar, pero entiendo lo que el Señor quiere que hagas" (5:17). No es que él no te está hablando, es que tu no estás escuchando y entendiendo lo que el está diciendo. Renueva tu mente!

RESULTADO:

Una entrega genuina al Señor la cual no podrás distinguir dónde empiezas tu y dónde termina El. Este tipo de adoración y sumisión será un aroma agradable a Dios, permitiéndote escuchar Su voz para que puedas saber cuál es Su voluntad.

Así que en el nombre de Jesús, te animo, para que empieces hacer cambios hoy. No te aferres a la pasada manera de pensar, sino aférrate a Él que sabe lo que es mejor para ti. Busca apasionadamente lo que agrada al Señor, escúchale, y sé lo suficientemente valiente para asumir el reto de hacer Su voluntad.

Que seas un imitador de Cristo el día de hoy.

Bendiciones!