Diez
largos años habían pasado desde la primera vez que este hombre había recibido
la promesa. ¡Diez largos años! Me pregunto, ¿Cuánto tiempo has tenido que
esperar por una promesa? ¿Cuándo le prometiste casarte con ella? ¿Cuándo te
prometió que se casaría contigo? ¿Seis meses? ¿Un año? Dudo que se tardó diez
años. Sea como sea, yo no soy un padre ni yo soy casado, pero creo que estas
son dos de las pocas cosas en la vida las cuales un hombre y una mujer desean
obtener ansiosamente (a su tiempo por supuesto).
Diez
largos años habían pasado desde la primera vez que este hombre escuchó, “Yo haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás una bendición"
(Génesis 12:2) . El hijo prometido parecía demorarse. Quizá Dios se había
olvidado. Me imagino a Sarai y Abram hablando durante la cena diciendo: “Amor,
¿Y qué si Dios está esperando en nosotros y nosotros aquí perdiendo el tiempo
esperando en El? ¿Y qué si Dios quiere que hagamos algo al respecto? ¿Tal vez
Dios necesita un poco de ayuda?
A la
mañana siguiente, mientras que Abram estaba disfrutando de una buena taza de
café, se da cuenta que Sarai está muy callada. Esto le preocupa a Abram ya que sabe
que un hombre en silencio es simplemente un hombre pensando, pero una mujer en
silencio es una mujer tramando un plan. Sarai se pasea en su propia casa como
un león en la jaula. La tención y los nervios del pobre patriarca se agitan.
Finalmente,
Sarai, entra a la sala, se dirige a su esposo, y sus siguientes palabras hacen
que al pobre Abram se le riegue todo el café sobre su barba y ronco pecho:
"Cariño, he estado pensando. Sabemos que el Señor me ha impedido tener
hijos. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi sierva. Tal vez yo pueda tener hijos
a través de ella. Además, la ley de este país te da autoridad legal para tener
más de una esposa. ¡Así que báñate y alístate que esta noche hay pachanga con
la changa!" Oh mis amigos, a Abram le acaban de dar licencia para pecar.
¡Los
oídos de Abram no pueden creer lo que su esposa le está diciendo! "¿Estás
enferma, cariño? ¿Te sientes bien? ¿Es el día de los inocentes verdad? Jaja
¡Por poco y me vacilas!" Pero Sarai se lo queda observando con una cara
muy seria, y le dice, “No, cariño. No estoy bromeando." “Ok, sabes",
Abram responde: "Yo sé que te he fallado algunas veces, pero vacilar de
esta manera conmigo es simplemente cruel. ¿Es esto algún tipo de truco que estás
jugando conmigo para ver si caigo?" Pero Sarai simplemente se queda en
silencio. "Bueeeeeeeeno", responde Abram. "Yo le cumplo los
deseos a mi amor. ¡Ya que insistes! Sus deseos son mis mandatos, cariño. Yo
haré el sacrificio. Solo por complacerte, ok?
Sabes,
algunos dicen que la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que
vas a obtener. Pero mi hermano difiere. El argumenta que la vida se parece más
a un frasco de jalapeños, lo que hagas hoy te puede arder mañana. Y tengo que
admitir, estoy totalmente de acuerdo con él. Todas nuestras decisiones tienen
consecuencias.
En
cuanto a la decisión de Abram y Sarai, por darle una “ayudadita” a Dios,
tuvieron que esperar quince años adicionales (convirtiendo los 10 en 25) para
que la promesa de Dios se cumpliera. Además de retrasar la bendición de Dios,
la desobediencia causó problemas conyugales entre Abram y Sarai hasta el punto
que Sarai le exigió a su esposo que echara a su segunda esposa junto con su
primer hijo de la casa. Sangre todavía es derramada en el medio oriente hasta
el día de hoy entre los Judíos y Árabes debido a la “ayudadita” que Abram y
Sarai le quisieron dar a Dios.
Las escrituras
señalan que hay un tiempo señalado para todo, y un tiempo para cada propósito
bajo el cielo (Eclesiastés 3). Ciertamente Dios no necesita de tu ayuda para
que Él cumpla sus promesas en ti. Él tiene un tiempo determinado para darte los
regalos que Él ha preparado fervientemente para ti, porque Dios es el que más
esta interesado en verte feliz. Porque Dios sabe los planes que tiene para
contigo, dice el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darte
esperanza y un futuro.
Así
que, sea lo que sea que te esté pasando hoy día, detente, y no te apresures. Aprende
a esperar en Él, porque los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas.
Volarán tan alto como las águilas. Correrán y no se cansarán. Caminarán y no se
fatigarán. Espera en Él a pesar de que las cosas no hacen ningún sentido. A
pesar de que Dios parece que se ha olvidado de su promesa. A pesar de que ha
pasado mucho tiempo. ¿Sabes por qué? Porque "la gente no puede ver todo el
ámbito de la obra de Dios desde el principio hasta el fin" (Eclesiastés
3:11).
Depende!
Espera! Escucha!
Bendiciones!