jueves, 14 de marzo de 2013

Licencia Para Pecar




Diez largos años habían pasado desde la primera vez que este hombre había recibido la promesa. ¡Diez largos años! Me pregunto, ¿Cuánto tiempo has tenido que esperar por una promesa? ¿Cuándo le prometiste casarte con ella? ¿Cuándo te prometió que se casaría contigo? ¿Seis meses? ¿Un año? Dudo que se tardó diez años. Sea como sea, yo no soy un padre ni yo soy casado, pero creo que estas son dos de las pocas cosas en la vida las cuales un hombre y una mujer desean obtener ansiosamente (a su tiempo por supuesto).
 
Diez largos años habían pasado desde la primera vez que  este hombre escuchó, “Yo haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás una bendición" (Génesis 12:2) . El hijo prometido parecía demorarse. Quizá Dios se había olvidado. Me imagino a Sarai y Abram hablando durante la cena diciendo: “Amor, ¿Y qué si Dios está esperando en nosotros y nosotros aquí perdiendo el tiempo esperando en El? ¿Y qué si Dios quiere que hagamos algo al respecto? ¿Tal vez Dios necesita un poco de ayuda?

A la mañana siguiente, mientras que Abram estaba disfrutando de una buena taza de café, se da cuenta que Sarai está muy callada. Esto le preocupa a Abram ya que sabe que un hombre en silencio es simplemente un hombre pensando, pero una mujer en silencio es una mujer tramando un plan. Sarai se pasea en su propia casa como un león en la jaula. La tención y los nervios del pobre patriarca se agitan.

Finalmente, Sarai, entra a la sala, se dirige a su esposo, y sus siguientes palabras hacen que al pobre Abram se le riegue todo el café sobre su barba y ronco pecho: "Cariño, he estado pensando. Sabemos que el Señor me ha impedido tener hijos. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi sierva. Tal vez yo pueda tener hijos a través de ella. Además, la ley de este país te da autoridad legal para tener más de una esposa. ¡Así que báñate y alístate que esta noche hay pachanga con la changa!" Oh mis amigos, a Abram le acaban de dar licencia para pecar.

¡Los oídos de Abram no pueden creer lo que su esposa le está diciendo! "¿Estás enferma, cariño? ¿Te sientes bien? ¿Es el día de los inocentes verdad? Jaja ¡Por poco y me vacilas!" Pero Sarai se lo queda observando con una cara muy seria, y le dice, “No, cariño. No estoy bromeando." “Ok, sabes", Abram responde: "Yo sé que te he fallado algunas veces, pero vacilar de esta manera conmigo es simplemente cruel. ¿Es esto algún tipo de truco que estás jugando conmigo para ver si caigo?" Pero Sarai simplemente se queda en silencio. "Bueeeeeeeeno", responde Abram. "Yo le cumplo los deseos a mi amor. ¡Ya que insistes! Sus deseos son mis mandatos, cariño. Yo haré el sacrificio. Solo por complacerte, ok?

Sabes, algunos dicen que la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que vas a obtener. Pero mi hermano difiere. El argumenta que la vida se parece más a un frasco de jalapeños, lo que hagas hoy te puede arder mañana. Y tengo que admitir, estoy totalmente de acuerdo con él. Todas nuestras decisiones tienen consecuencias.

En cuanto a la decisión de Abram y Sarai, por darle una “ayudadita” a Dios, tuvieron que esperar quince años adicionales (convirtiendo los 10 en 25) para que la promesa de Dios se cumpliera. Además de retrasar la bendición de Dios, la desobediencia causó problemas conyugales entre Abram y Sarai hasta el punto que Sarai le exigió a su esposo que echara a su segunda esposa junto con su primer hijo de la casa. Sangre todavía es derramada en el medio oriente hasta el día de hoy entre los Judíos y Árabes debido a la “ayudadita” que Abram y Sarai le quisieron dar a Dios.

Las escrituras señalan que hay un tiempo señalado para todo, y un tiempo para cada propósito bajo el cielo (Eclesiastés 3). Ciertamente Dios no necesita de tu ayuda para que Él cumpla sus promesas en ti. Él tiene un tiempo determinado para darte los regalos que Él ha preparado fervientemente para ti, porque Dios es el que más esta interesado en verte feliz. Porque Dios sabe los planes que tiene para contigo, dice el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darte esperanza y un futuro.

Así que, sea lo que sea que te esté pasando hoy día, detente, y no te apresures. Aprende a esperar en Él, porque los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas. Volarán tan alto como las águilas. Correrán y no se cansarán. Caminarán y no se fatigarán. Espera en Él a pesar de que las cosas no hacen ningún sentido. A pesar de que Dios parece que se ha olvidado de su promesa. A pesar de que ha pasado mucho tiempo. ¿Sabes por qué? Porque "la gente no puede ver todo el ámbito de la obra de Dios desde el principio hasta el fin" (Eclesiastés 3:11).

Depende! Espera! Escucha!

Bendiciones!

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