Probablemente nosotros los Latinos somos los más
patrióticos en todo el mundo. Frecuentemente vemos en la televisión y escuelas a
nuestros Cubanos, Mexicanos, Dominicanos, Boricuas, Centro y Suramericanos con
sus banderas de arriba para abajo representando a su país; alegres y
bulliciosos como ellos solos. El color de la sangre de estas personas son los
mismos colores de la bandera de su tierra –pelean y la defienden hasta la
muerte. El famoso Puertorriqueño Fat Joe en la canción “Reggaetón Latino” por
Don Omar, canta, “Y yo muero por la isla bonita, estamos!”
Aunque cada una de estas personas ha sido creada y
diseñada por un mismo Creador, el modo de comunicarse y la identidad de cada
uno es diferente. La cultura ha influenciado y formado en gran parte el
carácter del individuo.
1) La
comunicación y formas de expresarse.
Tenía doce años cuando emigré a los Estados Unidos,
y por primera me vine a encontrar con un Mexicano. “¿Qué onda, güey? ¿Como te
llamas, carnal? ¿Qué transita por tus venas?” Fueron mas o menos las palabras
que este amiguito me dijo. En mi mente me pregunté, “Qué me está diciendo este
patojo?” “Mirá, vos. Yo me llamo Sergio. Y no me digás güey porque yo no soy
ningún güey. ¿Qué es un güey?” Su respuesta: “Calmantes montes, mi buen. ¿Chido?”
Para este tiempo yo todavía decía “Vení” en vez de “Ven.” “Mirá” en vez de
“Mira.” “Vos” en vez de “Tu.” Pero
desafortunadamente mi acento natal se fue desapareciendo al relacionarme más y
más con personas de diferentes nacionalidades.
Ahora bien, cuando conocí a Dominicanos, Puertorriqueños,
y Cubanos ciertamente aprendí un nuevo vocabulario:
1)
“Pero ven acá mi helmano”
2)
“Acho maaaaaaaaaaaaano”
3)
“Ke la ké” =
4)
“Aseeeeeeeere” =
5)
Ajjos =
6)
La negra etá encendía en fuego
7)
Toy explotá
En fin, mil y una expresiones que te pintan una
cultura latina diferente y acogedora.
2) La
manera de ser.
Yo soy Mexicano así que a mi me gusta el chile. Yo
soy Afro-Americano y el hip-hop es mi vida. Yo soy Dominicano y nosotros
inventamos el mangú y el morir-soñando. Yo soy Puertorriqueño y el ritmo
caribeño lo llevamos en la sangre ¡Candela! Yo soy Guatemalteco y le cantamos a
nuestra tierra a ritmo de marimba. Yo soy Centro-Americano y no hay nadie que
haga mejores pupusas y tamales como nosotros. Yo soy Brasilero y el carnaval es
lo nuestro. Yo soy Argentino, y el futbol es nuestra pasión. En fin, muchos de
nosotros hemos dejado que los colores de nuestra bandera y la cultura de
nuestra patria nos definan como personas.
Ahora bien, como Cristianos, la palabra de Dios en
las escrituras declara que la bandera que nos debe definir e influenciar es
otra:
“Y habiéndoos revestido
de la nueva naturaleza, que se renueva hasta el conocimiento pleno, conforme a
la imagen de su Creador; donde NO HAY Griego NI Judío, circuncisión NI
incircuncisión, bárbaro NI escita, siervo NI libre, sino que Cristo es el TODO
en TODOS” *
En otras palabras: CRISTO
ES MI BANDERA!
Cuando abrazamos la patria celestial es ahí entonces
cuando nos hacemos ciudadanos de ella.
Así que como
ciudadanos del cielo:
1.
El acento de nuestra patria terrenal poco a poco se
va disipando, y progresivamente vamos adoptando un nuevo vocabulario.
2.
Nuestras papilas gustativas experimentan un cambio y
nos llevan a un punto que intercambiamos el chile, mangú, morir-soñando,
tamales, y las pupusas por el maná que el Señor nos manda del cielo.
3.
Renunciamos a toda aquella música que no le agrada a
El, y nuestros tímpanos llegan apreciar la verdadera melodía que alaba el
nombre del Señor.
4.
Ya no le
cantamos a nuestra tierra con marimba, sino al Creador de esta. El ritmo de
nuestra nueva patria celestial nos lleva una y otra vez a alabar y glorificar
el nombre de Dios.
Una buena amiga en una ocasión me dijo, “Sergio,
Dios trasciende la cultura.” Porque ciertamente en Cristo Jesús ya no somos Guatemaltecos,
Puertorriqueños, Dominicanos, Mexicanos, Cubanos, Centro-Americanos,
Afro-Americanos, Suramericanos, ni Norteamericanos. ¡En Cristo Jesús ya no somos influenciados ni definidos por la cultura
y colores de nuestra bandera, sino por nuestra bandera celestial que es Cristo
Jesús!
Así que… ¿Qué bandera de ahora en adelante deseas
verdaderamente representar, defender, y hasta morir?
“Así dijo
Jehová el Señor: He aquí yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos
levantaré mi bandera” (Isaías 49:19, R60).
* (Colosenses 3:10-11, R60)
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