viernes, 22 de febrero de 2013

Demosle Riendas Sueltas a Nuetras Pasiones


Nuestra amiga Noelia dice en su canción, “Yo soy candela soy una llamará, y cuando siento el ritmo mi cuerpo quiere mas mas mas. Yo he venido pa’ que se te olvide las penas de esta isla, dios bendito, donde hay fuego, piel, gente buena, porque el ritmo sabe rico cuando se baila pegaíto.”

Pitbull, que siempre dice “ya tu sabe, ya tu sabe” pero yo no se nada, canta también diciendo, “Esa jevita esta enterita y tiene tremendo… Esta tan linda esta tan rica y tiene tremendo… Que rica chiquita, pero que importa si tiene tremendo… Hazme el favor y meneate chica tienes tremendo…”

En fin, dicen por ahí que los tiempos son diferentes pero las historias son las mismas; que nada nuevo hay debajo del sol. El sabio Salomón cuenta la historia de Noelia y Pitbull en su tiempo. Fue aquí donde Salomón escucho por primera vez la frase, “YOLO” (Solamente Vives Una Vez). Observa:

ESCRITURA:

“Un día miraba yo a través de la celosía de mi ventana, y vi entre los simples, entre los JOVENES a un muchacho sin entendimiento, que iba por la calle, junto a la esquina donde vivía esa mujer; iba a casa de ella. Era el atardecer, cuando oscurecía. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer le salió al encuentro con atavío de ramera astuta de corazón, alborotadora y rencillosa (¡candela!), sus pies no pueden quedar en casa. Unas veces anda por la calle, otras por las plazas, acechando por todas las esquinas. 1) Trabó de él, lo besó, y con descaro le dijo: ‘Sacrificio de paz había prometido, hoy pagué mi voto. Por eso salí a encontrarte, buscando diligentemente, te hallé. Adorné mi cama con cobertores recamados con cordoncillo de Egipto; perfumé mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven EMBRIAGUEMONOS DE CARICIAS hasta la mañana, alegrémonos de amor. Porque mi esposo no está en casa, se ha ido en un largo viaje; llevó en su mano la bolsa del dinero, y hasta la luna llena no volverá.' 
Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, lo obligó con la blandura de sus labiosEn el acto marchó en pos de ella, como el buey al degolladero, como el necio a la prisión para ser castigado, como el ave que se apresura al lazo, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón” (Proverbios 7:6-23).

¡Que historia! Ooooooh los poderes mágicos de la sensualidad… Muy fuertes y dominantes que nos hacen perder el control.  Miremos la astucia del pecado.


              1)   EL PECADO NOS SEDUCE

Es importante notar que el pecado no hace distinción de personas. Las escrituras señalan que el personaje de esta historia es un joven, simple, y sin entendimiento que va en busca de la muchacha de noche. ¡Cuidado con la noche! Ya que pensarás que nadie te está observando, pero el rey siempre se da cuenta de todo.

Esta morena tenía tumbao’, sus vestidos dejaban muy poco a la imaginación, era muy hábil para engañar, una llamará, que cuando sentía el ritmo su cuerpo pedía mas y mas; alborotadora como ella sola.

El suave y sensual caminar de la dama hizo que el corazón del joven se acelerara de inmediato. Las manos le empezaron a sudar.  La noche ya había caído, y la romántica luna junto con el rey eran los únicos testigos de tal escena erótica. La sonrisa de la bella joven -única. Su cabello cubría mas o menos su rostro, pero el novato aun podía notar que sus dientes se entrelazaban con sus labios, mordiéndoles suavemente, dándole una mirada que nunca en su vida olvidaría. Por un momento el joven pensó que estaba en el paraíso, y que esta dama era una de las vírgenes que le tocaría. Pensó que era un sueño hasta que este sintió el roce de sus labios contra los suyos; sus entrañas se estremecieron.

En el silencio de la noche, mirándolo fijo a los ojos, ella toma las manos del aprendiz, y las coloca sobre sus caderas mientras ella lo abraza y le susurra, “Mi cama está lista, ven y embriaguémonos de caricias. 
¡Démosle riendas sueltas a nuestras pasiones! ¡Solamente se vive una vez!”

              2)   EL PECADO NOS ESCLAVIZA

El toque de sus labios, el roce de su pelo, las vibraciones de su cuerpo, y los susurros a su oído hacen que la respiración del joven se agite y se de por vencido. Ella sonríe porque sabe que ya lo tiene en sus manos. Ella, con una sonrisa pícara y seductora, se da la media vuelta y se dirige a su casa. El, estando todavía en éxtasis, marchó como buen soldado siguiendo las pisadas según los mandatos de su obstinado corazón, sin saber que se conducía directamente a la muerte.

              3)   EL PECADO NOS CONDENA

Las escrituras dicen que este joven no sabía que se estaba dirigiendo hacia los brazos de la muerte; que lo sabría hasta que ya haya sido demasiado tarde.


REFLEXIONA:

La raíz de todo pecado es la codicia; Satanás codició ser semejante al altísimo. Tu y yo codiciamos y pecamos contra Dios muy a menudo. Pero uno de los pecados que la Biblia señala en el cual uno mismo se destruye es el adulterio. “Pero el que comete adulterio (fornicación también) es falto de juicio; el tal se destruye a sí mismo” (Proverbios 6:32). “Huid de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre comete, es fuera del cuerpo. Pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo” (1 Corintios 6:18).

Satanás es astuto de corazón y conoce cual es tu punto débil. El se viste específicamente e intencionalmente para llamar tu atención. Como alborotador, conoce qué decir para que tus entrañas se estremezcan. El te dirá que “El esposo (Jesús) no piensa venir pronto y que todavía se tardará un buen.” Te susurrará al oído, “¡Tu solamente vives una vez! ¡Dale riendas sueltas a tus pasiones!” Cuando menos lo pienses te habrá rendido con la suavidad de sus palabras y la blandura de sus labios. Caminarás hacia al degolladero sin darte cuenta, y finalmente, después de seducirte y esclavizarte, serás condenado.

Pero en ti está la decisión de no ser seducido, esclavizado, y mucho menos condenado. ¿Por qué? Porque tienes la opción de ser uno de los que proclaman, “Si Dios está por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” y entonces dirás, “Muerte, ¿Dónde está tu aguijón? Sepulcro, ¿Dónde está tu victoria?" Porque gracias a Dios, El nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto, amigo mío, amiga mía, “Vestíos del Señor Jesucristo, y no fomentéis los malos deseos de la carne.” “Librados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por nuestro fruto la santificación, y como fin la vida eterna” (Romanos 8:31; 6:22; 13:14; 1 Corintios 15:55).

Dios te hace el llamado en este día y te dice, “Hijo mío, hija mía, guarda mis razones, y atesora mis mandamientos en tu mente. Guarda mi mandamientos y vivirás, sea mi ley como la niña de tus ojos. Lígalos a tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón. Di a la sabiduría: ‘Tu eres mi hermana’, y a la inteligencia llámala parienta, para que te guarden del pecado que ablanda sus palabras” (Proverbios 7:1-5).


Dios te bendiga.

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